Cuando hablamos de calidad de vida en la tercera edad, muchas veces pensamos en actividades o servicios. Pero hay un componente silencioso, profundo y fundamental: la rutina.
¿Por qué la rutina es importante?
En adultos mayores —especialmente aquellos con deterioro cognitivo leve o moderado— la rutina no implica rigidez, sino estructura, previsibilidad y seguridad emocional. Saber qué va a pasar, en qué momento, y con quién, ayuda a reducir la ansiedad, mantener la orientación y promover la autonomía.
En Residencia del Arce, cada residente tiene una rutina personalizada, construida junto al equipo de salud y basada en sus intereses, historia personal y necesidades físicas o cognitivas.
Incluimos:
- Horarios estables de sueño, alimentación, higiene y actividades
- Secuencia lógica de propuestas cognitivas, recreativas y físicas
- Flexibilidad para quienes necesitan más espontaneidad o descanso
- Seguimiento constante por parte del equipo interdisciplinario
Los hábitos estructurados favorecen la participación, el descanso reparador y la estabilidad emocional. También permiten detectar cambios o alertas de salud de forma temprana.
La rutina bien diseñada no encierra: libera. Porque da contención sin quitar libertad, y orden sin quitar vitalidad.


