La alimentación juega un rol fundamental en el bienestar de los adultos mayores. En esta etapa de la vida, las necesidades nutricionales cambian, y una dieta equilibrada se convierte en la base para prevenir enfermedades, mantener la energía y garantizar una buena calidad de vida.
1. Nutrientes esenciales para la tercera edad
El cuerpo necesita más ciertos nutrientes para funcionar de manera óptima:
- Calcio y vitamina D: Fortalecen los huesos y previenen fracturas y osteoporosis. Fuentes recomendadas incluyen lácteos bajos en grasa, pescados como el salmón y la exposición moderada al sol.
- Proteínas: Ayudan a conservar la masa muscular. Es importante incluir carnes magras, legumbres, huevos y frutos secos.
- Fibra y antioxidantes: Frutas, vegetales y cereales integrales no solo mejoran la digestión, sino que también reducen el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y problemas cardíacos.
2. Hidratación, un punto crítico
La deshidratación es un riesgo silencioso, ya que con la edad disminuye la sensación de sed. Los adultos mayores deben beber al menos 2 litros de agua diarios. Además del agua, se pueden incluir infusiones, caldos y frutas ricas en agua como el melón y la sandía. También existen opciones más livianas y fáciles de consumir, como la gelatina, que aporta líquidos de manera sencilla y es una alternativa ideal para quienes tienen dificultades para beber grandes cantidades de agua.
3. Adaptar las comidas a sus necesidades
Es clave que los alimentos sean fáciles de masticar y digerir. Sopas, purés y opciones blandas son ideales para quienes tienen problemas dentales o gástricos. Evitar las comidas muy saladas, fritas o con grasas saturadas también es fundamental.
En Residencia del Arce, diseñamos menús personalizados que no solo aportan todos los nutrientes necesarios, sino que también son una experiencia placentera. Comer bien es cuidar el cuerpo, el alma y la mente.
