Expresar, crear, conectar.
En la tercera edad, el arte no solo es una forma de entretenimiento o pasatiempo: puede ser una herramienta profundamente terapéutica. Pintar, modelar, tejer, escribir o simplemente jugar con los colores abre caminos para estimular la memoria, liberar emociones, mejorar el estado de ánimo y reconectar con uno mismo y con los demás.
El arte como lenguaje del alma
Muchas veces, las palabras no alcanzan para expresar lo que sentimos. A través del arte, las personas mayores pueden dar forma a sus vivencias, recuerdos y emociones de una manera libre, no verbal, y profundamente significativa. Esto es especialmente valioso en quienes atraviesan procesos de deterioro cognitivo, ya que la creación artística permite mantener activa la comunicación y el vínculo con el entorno.
¿Por qué es terapéutico?
Numerosos estudios en gerontología y neurociencia han demostrado que las actividades creativas tienen beneficios concretos para la salud integral de los adultos mayores:
- Estimulan la memoria y la concentración, ya que activan áreas del cerebro asociadas al recuerdo, la planificación y la coordinación.
- Favorecen la motricidad fina, especialmente en tareas como pintar, amasar o recortar.
- Reducen la ansiedad y los síntomas depresivos, al ofrecer un canal de expresión emocional.
- Refuerzan la autoestima, al permitir a los residentes sentirse productivos, valorados y capaces de crear algo propio.
- Fomentan la interacción social, al compartir espacios de creación colectiva, donde se conversa, se ríe y se acompaña.
El arte en Residencia del Arce
En Residencia del Arce, la arteterapia es parte esencial de nuestro enfoque integral de cuidado. Cada semana ofrecemos espacios donde los residentes pueden explorar distintas formas de expresión artística, acompañados por profesionales que guían las actividades con sensibilidad y respeto por los tiempos individuales.
Desde pintar cajitas y realizar mandalas hasta talleres de cerámica, escritura o collages con fotos, lo importante no es el resultado final, sino el proceso: el momento presente, el disfrute, el intercambio, la posibilidad de sorprenderse con lo que uno aún puede hacer.
Muchos residentes redescubren talentos dormidos o se animan a hacer por primera vez aquello que siempre quisieron: dibujar un paisaje, regalar una pintura a un ser querido o simplemente elegir sus colores favoritos del día.
Crear es cuidar
La creatividad no tiene edad. Y en la tercera edad, el arte puede ser una forma de sanar, de recordar, de sentir y de compartir. No se trata de formar artistas, sino de ofrecer un espacio de libertad, exploración y encuentro consigo mismos.
Porque cada trazo, cada forma y cada color es también una forma de decir: “Estoy acá. Sigo creando.”